Lo viejo se convierte en nuevo: el Esténcil en Medellín

22.04.2010 23:09

“Marica, corran que ahí vienen los tombos”. Martes, medianoche. Parque principal El Poblado, grupo colectivo pinta un esténcil. Al ver aquel par de policías, cuatro jóvenes que le ponían color a un muro gris, recogen del suelo sus aerosoles, despegan del muro sus plantillas y corren rápidamente hasta perderlos de vista. “Cogí a uno de esos” dice un policía a través de su radio mientras le decomisa los materiales de trabajo. “No hermano, relájese que yo simplemente estoy expresándome a través del arte y le estoy poniendo color a esta ciudad tan gris”

 

La técnica del esténcil no es nueva, lo nuevo es el uso que los grupos colectivos de diferentes ciudades del mundo le están dando hoy. Sandra García, diseñadora, ilustradora y docente en la Institución Educativa Cesde, piensa que es debido al cambio de época que se producen las tendencias. “lo nuevo es lo viejo y lo nuevo más nuevo es usar lo viejo mezclándolo obviamente, con tecnología. Es por ello que, el esténcil sigue siendo una herramienta más para el diseñador y aunque su uso sea diferente al de sus inicios, no pierde su filosofía de fondo: reflejar un mensaje claro y contundente”.

 

A diferencia de Sandra, Diego creador y único integrante del colectivo Narcografica de la ciudad de Popayán piensa que hay muchos grupos que pintan esténcil por moda. “Aparece una nueva tendencia y entonces la mayoría de estudiantes de las diferentes facultades de diseño comienzan a salir en las noches, con aerosoles y plantillas a violentar el espacio público. Y de eso no se trata, puesto que no desarrollan la esencia principal de la técnica, que además de la ilegalidad al hacerlo, es el mensaje que se quiere plasmar”.

 

Cuando un preadolescente cualquiera entra a una universidad pública aún no tiene una estructura autónoma o una personalidad formada, entonces los compañeros le muestran un cuento en el que se violenta la ley y uno como joven decide pertenecer a él y es ahí donde el muchacho comienza a rayar paredes con frases que apoyan la revolución. Lo más chistoso de todo es que cuando el chico se gradúa, comienza a buscar trabajo y resulta de empleado en esas mismas empresas oligarcas, políticas y de estrato 6 por las que siempre estuvo en contra durante su periodo universitario. “Es por ello que pienso, dice Sandra, que es una tontería hablar ahora del esténcil político o contestatario, puesto que la esencia y el uso que hoy se le está dando es otro. Hoy el esténcil es más social, más grafico, mas publicitario”.

 

Fue y sigue siendo una técnica gráfica

La historia del esténcil se remonta  a las pinturas rupestres de América las cuales, dan cuenta de la utilización de plantillas puesto que, en aquella época, los humanos escupían el pigmento de su boca contra las paredes con el fin de plasmar un mensaje.

En el antiguo Egipto, usaban plantillas de papiro para pintar el interior de las pirámides. En el imperio chino, las mujeres pintaban las sedas y las telas. Durante las guerras jónicas, soldados romanos y griegos usaron la técnica para reconocer las ciudades conquistadas y desde entonces y hasta la edad media, el mundo recurrió al esténcil para la decoración de diferentes superficies, entre ellas la ropa, la cerámica y las paredes.

Pero fue en el año de 1.789, durante la revolución francesa, que se da la toma de espacios públicos para plasmar esténcil con contenido político y en 1.968 estallan las revueltas juveniles en todo el mundo y por tanto, las paredes y los muros comienzan a ser clave de la subversión y el vandalismo. En 1.970 desarrollan la tecnología del aerosol envasado y en ese momento, la ciudad de Nueva York es invadida por el color, el graffiti y el esténcil. Finalmente y a partir  del año 2000 es que comienza la explosión del esténcil por todo el mundo.

Hoy el esténcil ha resurgido como un mecanismo de expropiación del espacio público, como una forma de intervención urbana, como una técnica gráfica y como un medio a través del cual, se logra pintar la ciudad y fomentar la mirada crítica en los seres que lo observan. “Aquí no hay una postura estética que entienda el significado del esténcil es decir, en Estados Unidos y en Europa lo asimilaron hace más de 50 años y aquí en Colombia y Latinoamérica no hemos podido con eso. Para los paisas por ejemplo, un esténcil sigue siendo un montón de rayones en un muro” dice Valeria Mejía, directora del programa Antioquia se pinta de vida.

 

Según el texto “Esténcil: introducción, historia y teoría”  publicado en el sitio web Mala Calle  hasta la fecha, han sido arrestados más de 37 millones de graffiteros y estencileros en el mundo y la cifra sigue aumentando. “yo pienso que si no se reprimiera a los jóvenes de rayar los muros, sería menor el vandalismo, aunque la esencia del esténcil es el hacerlo ilegal. Sin embargo, el gobierno debería permitir que artistas gráficos y plásticos  plasmen sus ideas en la piel de la ciudad y encuentren así, espacios para comunicar y para despertar a esta sociedad” dice Diego quien actualmente se encuentra terminando su tesis de grado en la Universidad del Cauca acerca de intervención urbana y cuyo objetivo principal es abrir espacios y concienciar a la ciudad hacia la libre expresión gráfica.

 

El esténcil publicitario

Plantillas, posters, pegatinas y otras formas de expresión gráfica tuvieron su origen en el graffiti, pero hoy, han ido tomado nuevos rumbos y se han posicionado como una de las más populares formas artísticas del siglo XXI: el esténcil.

 

El esténcil surge del deseo personal de comunicar algo gráficamente y muchas veces la situación económica trae consigo muchas cosas. Tal es el caso del colectivo paisa Ninja Pingüino, un grupo de compañeros que decidieron practicar el esténcil dentro de sus proyectos universitarios y después de unos años, se unieron para conformar una empresa de diseño grafico, moda, infografía, multimedia y animación conocida hoy, con el nombre de “Estudio Agite”. Además, decidieron montar una tienda de productos, accesorios y prendas de vestir en las cuales, plasman un concepto contemporáneo del diseño y muchos de los personajes ya plasmados en sus esténcils callejeros. La tienda es conocida con el nombre de Mr. Mongo.

 

Otro de los casos es el colectivo bogotano Excusa2, un grupo conocido como los mejores estencileros de Colombia puesto que sus graficas son tan ricas conceptualmente, tan llenas de color y tan estéticas que reflejan la seriedad y la pasión de cuatro artistas por intervenir la ciudad. "No nos gustaba lo que nos enseñaban en la facultad de diseño de la Universidad Nacional y queríamos hacer algo nuevo, entonces fue cuando decidimos unirnos para pintar esténcil y atacar los muros grises con pintura de color” dice pájaro muerto (Dead Bird) uno de sus integrantes.

 

Hoy excusa2 tiene su propia empresa grafica llamada “Excusado Printsystem” y tienen circulando en varias librerías su libro “Decoración de exteriores”, que recoge buena parte de sus diseños en estos cinco años de labores. Además, dan conferencias en universidades, hacen exposiciones  y muestras graficas en museos y ferias de la ciudad, e investigan acerca de temas referentes a la intervención urbana. Tal es el caso de su documento denominado “Transgresiones Urbanas: construcción del espacio público mediante el vandalismo gráfico”.

“Fuimos nosotros quienes pintamos en Medellín el esténcil publicitario de cigarrillos Piel Roja, uno ubicado cerca al centro comercial San Diego y el otro, en frente de Coltabaco sobre la avenida Guayabal”.

 

Pero Diente Corto también se suma a este colectivo que toma al esténcil como una forma de negocio, puesto que una reconocida empresa los contrató para hacer botones y material publicitario destinado a universidades y por otro lado, un amigo contactó al colectivo para que le decoraran las paredes de su bar ubicado en Itagüí y conocido hoy como “otro sitio”.

 

El esténcil grafico

Aún existen artistas en la ciudad que le apuntan al esténcil como una forma de expresión, como una herramienta para el diseño e incluso, como una manera de hacer negocio. En el caso del esténcil más grande de Medellín, pintado en las instalaciones de la facultad de artes visuales de la institución educativa Cesde, el mensaje que se quería transmitir era el de identificar la cultura paisa a través de algunos elementos gráficos.

 

“Cuando pensamos en hacer un esténcil dije: si vamos a hacer algo que sea en grande y que se vea, por eso decidimos hacerlo de 6 metros de largo x 3 de alto. Pero además de hacerlo grande queríamos que quien lo viera se sintiera identificado con él y fue así como Cristian Patiño, Mauricio Sánchez y mi persona, empezamos a juntar elementos de nuestra cultura y entonces, surgió la botella de aguardiente, la moto marca Vespa, la esquina de un edificio clave del centro de la ciudad y finalmente, María Auxiliadora con un niño cargado en brazos, cuyo rostro es el del Presidente Uribe y abajo un letrero que dice: corazón grande” menciona Sandra García.

 

Cristian “el pato” Patiño, integrante del colectivo DienteCorto dice: nosotros somos decoradores de exteriores y decidimos hacer este esténcil en un interior para mostrar y demostrar a los estudiantes que el esténcil también es diseño y que no solamente puede estar plasmado en un muro callejero sino que un esténcil se vería una chimba en la portada de un libro o en el folio de alguna edición o en material POP como volantes, afiches, etc.”

 

Tal es el caso del colectivo bogotano Excusa2 quienes no se quedaron sólo con el esténcil callejero, puesto que su creatividad dio pie para que la conocida banda de metal “La Pestilencia” los contratara para diseñar la carátula de su álbum -Productos Desaparecidos-. “La idea y el punto de partida de Excusa2 es la libre interpretación de los dibujos que pintan en las calles. Por eso nunca le ponemos texto a nada, preferimos que la gente saque sus propias conclusiones" dice Pájaro Muerto.

 

El esténcil social

Según una investigación realizada por estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Bogotá, (Pensar la ciudad: una mirada hacia el próximo milenio) la ciudad es una construcción colectiva en la cual participan muchos agentes. La ciudad no es siempre un proyecto colectivo, es más bien, una suma de proyectos individuales, marcados cada uno de ellos por el paso de las intenciones de quien lo propone y lo realiza. “La idea que queremos transmitir a través del esténcil es la de mostrar a la gente una cultura que podemos aprovechar para expresar lo que uno vive y siente en una sociedad sin necesidad de contaminar” dice Pablo Mejía, integrante del colectivo Deuniti.

 

La ciudad donde vivo Diego, es la ciudad blanca, más conocida como Popayán y es esa atracción de querer rayar las paredes y la facilidad de que la gente vea y lea el mensaje que él quiere expresar, es lo que hace que Diego salga en las noches a despertar esa ciudad que permanece dormida. “La verdad es que estoy jarto de tanta pasividad”.

 

“Nosotros por ejemplo, intentamos encontrar historias dentro de las historias, entonces hacemos trabajo de campo y tratamos de darle identificación a la obra, no necesariamente que el esténcil sea bonito sino que aquel que lo mire se sienta o se vea reflejado en él. Desde nuestra experiencia con los murales que hemos hecho, a la gente le encanta por que tienen el objetivo de agradar  y esperamos que nunca llegue a chocar a los transeúntes” Pablo del colectivo Deuniti.

 

Por ejemplo a mi me encantaría pintar las instalaciones del metro de Medellín porque todo es tan opaco. La idea sería darle calidez a eso que es tan gris para que la ciudad de verdad, se involucre con el transporte masivo y a la vez, para quitarle tanto acelere a la vida”, dice Sandra García

 

Proyectos de ciudad

Medellín se pinta de vida fue un proyecto realizado en compañía de la Fundación Manuel Mejía Vallejo y la Gobernación de Antioquia con el fin de generar un trabajo cultural con los municipios.

 

“Cuando se empieza a pensar en cómo hacer que la ciudad participe, uno se da cuenta que no son las grandes obras las que incluyen a la comunidad  sino que son las cosas pequeñas las que ayudan a formar verdaderamente sentido de pertenencia y de participación” dice la directora del proyecto Valeria Mejía.

 

En determinado momento Antioquia había empezado a mirarse como Medellín solamente, entonces la gente comenzó a olvidar los demás espacios alternos y subregiones que existen. De ahí surgió el programa Antioquia se pinta de vida, con el objetivo de mirar y repensar aquellos pueblos y municipios como zonas no marginales sino al contrario, como protagonistas del departamento.

 

“Sinceramente no creo, dice Pablo del colectivo Deuniti, que sea el sector publico quien lleve como iniciativa el generar este tipo de proyectos, sino determinado grupo de personas particulares que creen que ciertos tipo de manifestaciones pueden generar identidad. Por eso la idea, es que el sector público y privado apoye a la cultura, a la música, al teatro y al arte de la calle”

 

“Recuperar la ciudad mediante el arte y recuperar para el arte una función significativa que pueda reconectarlo con la comunidad, debería ser objetivo esencial de los artistas. La malformación y degradación de nuestras ciudades no ha incluido nunca la noción de ciudadano determinando a un tipo de ambiente que no puede ser interpretado o vivido sino sufrido o consumido. Los artistas no deberían solo impugnar este ambiente ni limitarse a proponer consumos distintos al margen de la de los circuitos dominantes, sino intentar articular proyectos que tengan alguna incidencia sobre la configuración del futuro” así lo exponen en el libro ciudad hábitat de diversidad y complejidad los estudiantes de la Universidad Nacional.

 

Pero como la idea es intervenir la ciudad, “Diente Corto se ha unido a un proyecto algo agresivo que consiste en darle la vuelta al colegio María Auxiliadora (en Prado Centro) con tres diseños de esténcil que se repitan por toda la pared en forma de cenefa y que reflejen el mensaje que queremos difundir: Acabar con la exclusión, el elitismo y el racismo que se presenta en este colegio”. Dice Cristian Patiño.


Invasión del espacio público

“Parce vea, durante el día cogemos una idea, dibujamos una especie de boceto, lo pasamos al computador, recortamos las plantillas,  empacamos los aerosoles, los cigarrillo y la comida, por si nos da la come trapo, y a eso de las 11 de la noche salimos a buscar muros. Ahí comienza una noche de locura, porque vos pintas un muro y querés seguir rayando” dice Carlos Alberto “el mono”, diseñador grafico y artista plástico, quien junto a sus amigos de la universidad salen a pintar esténcil por la ciudad.

 

Hay muchas maneras de mirar la ciudad, hay también, muchas maneras de hacerla y rehacerla, de escribirla y reescribirla. El ciudadano, el estudioso, el político, el creador, cada uno mira la ciudad de cierto modo, cada uno de ellos la hace y la rehace a su manera. El espacio de la ciudad es un texto y también un papel en blanco, donde cada quien puede leer, escribir y dibujar relatos.

 

Sandra García por su parte, opina que valdría la pena preguntarse ¿cuál es el aporte social del diseño gráfico? O yo como diseñador ¿qué puedo hacer por la gente? Esa sería una buena propuesta de repintar la ciudad, de mirarla desde lo grafico y no tanto desde los artístico.

 

Sin aerosoles pero con ideas es como terminan la mayoría de noches para aquellos estudiantes, artistas o jóvenes revolucionarios que de manera clandestina, salen a expresar sus ideas y a decirles a las personas que la ciudad muestra y demuestra y le muestra a uno, que su piel merece ser rayada y que su dermis, pide color.

 

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